ENTENDIENDO EL PLAN DE ABBA KADOSH - SEGUNDA PARTE

Viene de la Parte 1

ARENA, POLVO Y ESTRELLAS

    En este punto, Yahweh DESCARTA A LA HUMANIDAD COMO UN TODO. (¿Cambió de planes? ¿Mudó el estilo de jugar? ¡DE NINGUNA MANERA! Dejemos de mirar las apariencias y busquemos en las profundidades). Ahora el Señor pasa a la siguiente fase: no sólo separa un justo (¡y tendrá que esperar hasta el nacimiento de Abraham!), sino que comienza a HACER un pueblo para Sí mismo. Es decir, tomar al único hombre de en medio de toda una raza contaminada que no se dejaba vencer por sus propias pasiones y trataba, a pesar de sus errores, de hacer el bien y servir al Altísimo. Un “tercer” Adán, digamos, con el cual empezar las cosas de nuevo aunque a un nivel más reducido; ya no tratar de producir una raza, sino sólo un pueblo.


    Es evidente que “alguien” estaba muy atento a los acontecimientos y trataría de evitar que esto tuviera éxito, a toda costa. No se preocupen. Todo esto también estaba en los planes de Yahweh. De hecho, Él ya sabía que la mayor parte de ese pueblo “santo” sería un “aparente” desastre. Pero al contrario que los hombres y que Satanás, que miran por vista y se llenan los ojos, el Señor actúa por medio de las cosas pequeñas (“Porque ¿quién es el que desprecia el día de modestos comienzos?” Zacarías 4:10).

    Para esta parte del plan, Yahweh eligió a Abraham. Cuando éste aún no tenía hijos fue llamado por Elohe y a lo largo de su caminar con Él, Abraham recibió una serie de promesas:


1. PROMESA DE POSESIÓN DE LA TIERRA:

• “YHVH dijo a Abram: Alza ahora tus ojos y mira del lugar donde estás hacia el norte y hacia el Neguev, y hacia el oriente y hacia el mar, porque toda la tierra que tú ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre” (Génesis 13:14-15).

La posesión de la tierra implica la recuperación del dominio del hombre sobre el control de la tierra, y por lo tanto, de vuelta a Yahweh. POR ESO TENÍAN QUE ELIMINAR A LOS CANAANITAS (híbridos descendientes de los Vigilantes): primero, porque no eran completamente humanos y segundo porque ya habían llegado al límite de su maldad y debían ser juzgados. Después de que Yahwehprometió nunca más destruir la tierra por medio de un diluvio, comenzó a USAR EL MAL QUE ESTABA SOBRE LA TIERRA PARA JUZGAR LOS PECADOS. Es decir, si los justos se apartaban del mal y buscaban a Yahweh, Él NO PERMITÍA QUE LOS MALVADOS LOS DAÑASEN, y además los bendecía. El Altísimo los protegía. Pero si el pueblo se apartaba de la Ley (perciban CLARAMENTE: sólo el Pueblo de Yahweh), Él permitía que los malvados pueblos que los rodeaban los atacaran y los vencieran.

“Mi garrote y arma de guerra eres tú para mí; contigo golpeo naciones; contigo destruyo reinos; contigo golpeo al caballo y a su jinete; contigo golpeo el carro y a su conductor; contigo golpeo al hombre y a la mujer; contigo golpeo al anciano y al niño; contigo golpeo al joven y a la joven; contigo golpeo al pastor y su rebaño, contigo golpeo al labrador y su yunta; contigo golpeo a los gobernadores y a los dirigentes. 
Jeremías 51:20-23

2. PROMESA DE QUE LA SIMIENTE PROMETIDA NACERÍA DE SU DESCENDENCIA:

• “Porque ciertamente Abraham llegará a ser una nación grande y fuerte, y en él serán benditas todas las naciones de la tierra” (Génesis 18:18).

Los descendientes de Abraham llegarían a ser una nación grande y fuerte (presten atención: esto no es necesariamente algo positivo; los babilonios eran una nación grande y fuerte y fueron duramente castigados por sus excesos). Pero la bendición es la última parte del versículo: en Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra. NO SÓLO LA SIMIENTE PROMETIDA, LA SEMILLA DE LA MUJER, NACERÍA DE ENTRE SUS DESCENDIENTES, SINO QUE ADEMÁS YAHWEH APROVECHARÍA LA REBELIÓN DE ISRAEL PARA, AL TIEMPO QUE LOS CASTIGABA POR SUS INIQUIDADES, PODER LLEVAR LA MISMA SALVACIÓN AL RESTO DE LAS NACIONES DE LA TIERRA.

3. PROMESA DE QUE SUS DESCENDIENTES SERÍAN COMO EL POLVO DE LA TIERRA:

• “Haré a tu descendencia como el polvo de la tierra: si se puede contar el polvo de la tierra, tu descendencia podrá ser contada” (Génesis 13:16).

La descendencia de Abraham se divide en tres grupos; el primero será como el polvo de la tierra, y tan numeroso que no se podría contar. Estos serían la parte de sus descendientes que tendrían sus corazones centrados en las cosas de la tierra, aquellos a quienes “los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas” (Marcos 4.19) los mantendrían tan ocupados que no tendrían tiempo para siquiera pensar en las cosas de Elohim. Estas no son personas perversas ni depravadas, muchas veces todo lo contrario: se trata de gente en general tranquila, pacífica y trabajadora, y si se quiere podemos decir que sólo adolecen de “vicios menores”, pues entre ellos no se cuentan los hombres violentos, ni los ladrones, ni los pervertidos. Sin embargo, estas personas están siempre con sus mentes ocupadas en “hacer” y “tener”, y en las cosas que pueden conseguir. Una vez que las obtienen, procuran nuevas. Estos son aquellos que piensan de sí mismos que son “suficientemente buenos”, porque no cometen tanto mal como otros, y porque trabajan duramente. Todavía, es necesario que comprendan que no serán juzgados por un supuesto nivel de “bondad” (y mucho menos que serán comparados con otros), sino por haber fallado en el primer mandamiento: AMAR A ELOHE YAHWEH POR SOBRE TODAS LAS COSAS.

4. PROMESA DE QUE SUS DESCENDIENTES SERÍAN COMO LA ARENA A LA ORILLA DEL MAR:

• “Ciertamente te bendeciré, y multiplicaré inmensamente tu descendencia, como las estrellas de los cielos y como la arena que hay en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos” (Génesis 22:17).

El segundo grupo sería tan numeroso como la arena a la orilla del mar, y sus mentes estarían centradas en el mar, suspirando permanentemente por las cosas que no se ven y están más allá de las aguas. Bíblicamente el mar representa un lugar de castigo y caos, y es el lugar de donde, a raíz de las luchas de los cuatro vientos, surgen las bestias de Daniel. En las profundidades del mar están los abismos, lugares donde permanecen los espíritus de los muertos. Y allá están las raíces de todo misterio y esoterismo. Después del nuevo cielo y la nueva tierra el mar ya no existirá, lo que confirma que no forma parte de la creación original. Tiene que ver con lo oculto, las religiones de misterios y el poder. Estos pueblos eran generalmente comerciantes y viajeros, descubridores y colonizadores de nuevas tierras. A este grupo pertenecerán los pueblos que se rebelarán en el final del Milenio. “...y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog, a fin de reunirlos para la batalla; cuyo número es como la arena del mar” (Apocalipsis 20:8).

5. PROMESA DE QUE SUS DESCENDIENTES SERÍAN COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO:

• “Y lo sacó fuera, y le dijo: Observa ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia” (Génesis 15:5).

Finalmente, el tercer grupo sería tan numeroso como las estrellas del cielo. Estos serían la parte de sus descendientes que tendrían sus ojos fijos en “las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3.2). Creo que a estos ni siquiera es necesario describirlos. Son los justos de todas las épocas, los herederos de la promesa, los santos elegidos, la verdadera asamblea de Yahweh, el Cuerpo del Mashiaj, aquellos que desde que despiertan hasta que se acuestan tienen sus mentes centradas únicamente en las cosas del Padre y el Hijo, y que reflejan esto dando buenos frutos.

   Todos estos tres grupos están actualmente desparramados por toda la tierra, todos mezclados entre sí (“Te dispersaré entre los pueblos y te esparciré entre las naciones”, Ezequiel 22,15). Por eso no se trata de “pueblos” en el sentido más mundano (no como grupos de personas nacidas en una misma región geográfica y que tienen en común costumbres e historia), sino como “tipos”.

   Después de realizar todas estas promesas a Abraham, éste murió sin ver el cumplimiento de ninguna de ellas (“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra”, Hebreos 11:13). Veamos lo que Yahweh hace con este pueblo: lo lleva a vivir a Egipto para hacerlo escapar de una época de hambre, y allá permite que sean esclavizados por 430 años. Bien, “mis pensamientos no son vuestros pensamientos, Ni vuestros caminos mis caminos, dice YHVH” (Isaías 55:8). YAHWEH “PLANTÓ” SU PUEBLO EN EL MEDIO DE EGIPTO, Y LOS DEJÓ “CRECER” ALLÁ. Como todos probablemente sepan, esta fase del plan fue ejecutada con los descendientes de los 12 hijos de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham. Fue con este grupo escogido que Elohim planeó alcanzar su objetivo original. Él los separaría para sí mismo, del resto de los habitantes de la tierra, y les enseñaría acerca de Sus estatutos y Sus caminos. Les enseñaría acerca de Sus leyes y Sus juicios, y los haría vencer al diablo y a vivir para Él.

 

   Después que Moisés los sacó de Egipto, llevándolos para el desierto, Elohim comenzó a hablar con ellos y a trabajar sobre ellos para moldearlos en el tipo de persona que Él deseaba. Allá Él los testó, los purificó, se reveló a ellos y los preparó para que fuesen pueblo de Su propiedad. Después de 40 años de tratamiento de Yahweh en el desierto, en cuyo tiempo nunca les faltó NADA (“Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años”, Deuteronomio 8:4). Finalmente, cuando la última persona que había salido de Egipto siendo adulta murió y no quedó ninguno de esa generación sino Josué y Caleb, Elohim tenía lista una nueva nación a la cual darle la orden de “conquistar la tierra y subyugarla”. Entonces, los llevó hasta la tierra del enemigo, la tierra que debían conquistar para establecer un reino de justicia sobre el cual el propio Elohim reinaría soberano.

   Antes de entrar, les repitió unas 500 veces lo mismo: “NO SE MEZCLEN CON ESA GENTE”.

Cuando entres en la tierra que Yahweh tu Elohim te está dando, no aprendas a imitar las prácticas aborrecibles de esas naciones. Que no se encuentre en tu medio nadie que entregue a su hijo o a su hija al fuego, nadie que sea adivino, astrólogo, echador de la suerte, o hechicero, nadie que haga brujerías, que consulte a los espíritus o a los pronosticadores, o que invoque a los muertos. Porque todo el que hace esas cosas es aborrecible para Yahweh, y por causa de esas prácticas aborrecibles Yahweh tu Elohim las está desposeyendo delante de ti. Debes ser íntegro con Yahweh tu Elohim. Esas naciones que tú estás a punto de desposeer acostumbran acudir a los que echan la suerte y a los adivinos; a ti, sin embargo, Yahweh tu Elohim no te ha permitido nada semejante. Deuteronomio 18:9-14

   La conquista de Canaán por los israelitas fue una serie de luchas iniciales que en muchas partes (sectores de algunas tribus) quedaron inconclusas. Algunas ciudades resistieron al ataque (y esto porque Yahweh se enojó con ellos por causa de su desobediencia) y con el pasar del tiempo parece que se fueron acostumbrando y acabaron en casamientos, como siempre. LA CUESTIÓN ES QUE LA MAYOR PARTE DEL PUEBLO COMENZÓ A MEZCLARSE CON LA POBLACIÓN LOCAL, EN VEZ DE ELIMINARLOS. Consecuentemente, comenzaron a andar en sus malos caminos: idolatría, fornicación, lujuria y pecado se expandieron nuevamente en el medio del pueblo de Yahweh. Tuvieron épocas de grandes desobediencias en las que fueron siempre dominados por otros, como en la época de los Jueces. A cada tanto ellos clamaban a Yahweh y entonces Él levantaba algún juez para libertarlos de la esclavitud, pero así que las cosas mejoraban, volvían a caer en lo mismo. Dice el refrán que el hombre es un animal de costumbre, pero yo diría que el hombre es un animal de dura cerviz.

   Finalmente, en un determinado momento de la historia, parecía que habían vencido. Después del fracaso del reinado de Saúl, durante el reinado de David (“un hombre según el corazón de YHVH”, 1 Samuel 13:14), el reino de Israel se había convertido en un testimonio real del Reino de Yahweh para los pueblos que lo rodeaban. Justamente a David el Adón le renueva la promesa de la semilla que se sentaría en su trono para siempre. Sin embargo, su propio hijo Salomón, quien comenzó reinando bien bajo la soberanía de Yahweh, se dejó apartar del Altísimo por la multitud de sus mujeres y se envolvió en ocultismo e idolatría, yendo en pos de otros dioses. A partir de él vemos nuevamente el declinar de Israel hasta culminar con la conquista del Reino de Israel primero y luego, del Reino de Yahudá. TODOS ELLOS FUERON LLEVADOS CAUTIVOS A BABILONIA. A pesar de todo, Yahweh mantuvo su promesa y el Salvador, la semilla prometida, nació de los descendientes de David. Y entonces, Él venció al mundo (Juan 16.33). EN BREVE, LOS CREYENTES VERDADEROS (LAS "ESTRELLAS") TERMINARÁN DE HACER, POR EL PODER DE YAHSHUA HA MASHÍAJ, AQUELLO QUE ADÁN NO CONSIGUIÓ EN SU MOMENTO.

Los creyentes verdaderos son los descendientes de Abraham en la fe. 

   No, Yahweh no fue vencido, ni nunca lo será. Él no abandonó su plan original, a pesar de que  la mayoría de nosotros no entendamos ni la millonésima parte del mismo. Él no está aceptando una derrota, dejándole la tierra al diablo y simplemente rejuntando algunas pocas almas que creen en Él. No, Él establecerá Su Reino, Su Autoridad y Su Justicia aquí en la tierra. Y todo esto Él lo logrará EXACTAMENTE COMO LO PLANEÓ EN EL PRINCIPIO: A TRAVÉS DEL HOMBRE. El hombre, que originalmente fue encargado de recuperar la tierra, a través del poder de Yahshua saldrá victorioso sobre Satanás. El encargo que Elohim dio al primer hombre, Adán, será finalmente ejecutado. Y SU PUEBLO, QUE HOY ES EL CUERPO, CON YAHSHUA COMO CABEZA, TENDRÁ COMPLETO DOMINIO DE ESTA TIERRA POR MIL AÑOS.

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Publicado por: Anunciadora de Sión

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