Muchos han visto películas del Apocalipsis en cuanto a los "dejados atrás" (que serán todos porque el rapto secreto es un invento para mantenerlos dormidos), y tienen una "imagen mental" acerca de lo que será ese estado de persecución de los que de una forma u otra no "encajen" o no acepten las condiciones del sistema. Muchos serán creyentes, pero otros serán rebeldes al sistema, sin ninguna creencia por detrás. Lo cierto es que será un tiempo de Ley Marcial en la que sabemos el "amor de muchos se enfriará", y en el que los padres entregarán a sus hijos y viceversa.
¿Qué es lo que podría llevar a un padre a entregar a su propio hijo, o a un vecino a denunciar a otro por "supuestas transgresiones al sistema" (transgresiones que serán nuevas normas, nunca antes vistas en una "democracia")? En este post analizaremos un poco el perfil psicológico humano que llevará a la gente a sacrificar a sus propios hermanos...
La psicología social adopta el supuesto de que existen procesos psicológicos que determinan la forma en que funciona la sociedad y la forma en la que tiene lugar la interacción social. Los procesos sociales, a su vez, determinan las características de la psicología humana.
Es esta determinación mutua de mente/sociedad lo que estudian los psicólogos sociales. Los conceptos, principios, explicaciones y teorías son siempre psicológicos, si bien en un sentido especial, suponiendo y dando siempre por supuesto que existe una interacción con la actividad social y con los procesos y productos sociales.
Innumerables experiencias (Asch, 1951, 1956, 1961, que veremos posteriormente; Allen, 1965,1975 y Crutchfield han demostrado la fuerza del impacto del grupo sobre el individuo y la fuerza de la presión ejercida por el grupo cuando intenta imponer la uniformidad de opinión a un individuo desviado (Festinger).
Por el contrario, el inconformismo en ocasiones puede permitir que el grupo se adapte y actúe. De acuerdo a la propuesta de Serge Moscovici hay tres modalidades básicas de la influencia social: conformismo, normalización e innovación:
- I. Conformismo: cambio en el comportamiento y la actitud de una persona como resultado de una presión imaginada o real proveniente de otras personas o grupos. Una persona modifica su comportamiento o actitud a objeto de armonizarlo con el comportamiento o actitud de otros. Se verifica una modificación en la posición de una persona en dirección de la posición del grupo. El conformismo se caracteriza por la aceptación de una norma dominante.
- II. Normalización: influencia recíproca que lleva a los miembros de un grupo a nivelar sus respectivas posiciones y a formular determinados compromisos. Es una presión ejercida recíprocamente, que se traduce en una norma de juicio aceptable para todos. Consiste en suprimir las diferencias y aceptar un mínimo denominador común. Nadie desea dominar, pero nadie desea tampoco quedar marginado. Remite a situaciones en que se presentan diferencias sin que haya una norma previa, de modo que las personas convergen hacia una norma común.
- III. Innovación: influencia impulsada por un individuo o una minoría cuyo resultado consiste en crear nuevas ideas, modos de pensar o comportarse, o bien modificar ideas recibidas, actitudes tradicionales, antiguos modos de pensar y actuar. La influencia se produce por obra de una minoría desprovista de poder y apoyada sólo en su estilo de comportamiento, que se designa como minoría activa. Esta minoría introduce cambios en un sistema aceptado por una mayoría sin disponer de recursos especiales. La función del conformismo está orientada a la eliminación de las posiciones desviantes que amenazan la estabilidad y cohesión del grupo. Las presiones hacia el conformismo cumplen el objetivo de reducir el conflicto provocado por una minoría que se desvía de la norma existente o que intenta proponer una nueva. Es habitual la expresión conformismo simulado para designar aquellas situaciones en que existe un consentimiento externo, junto a un desacuerdo interno sin expresión. Los grupos en los cuales la exigencia de conformismo es alta tienden a ser menos críticos, menos creativos y más uniformes.
ATENCIÓN, ANTES DE CONTINUAR.
El último párrafo que acaban de leer describe un grupo minoritario que crea algún tipo de influencia sobre la mayoría. A priori, como planteado, ESTO NO ES NI BUENO NI MALO. Es decir, no se refiere a las "intenciones" buenas o malas de esa minoría, por lo tanto, esto que algunos podrán auto-aplicarse como pertenecientes al grupo minoritario de los "teóricos de la conspiración", deben entender que también es aplicable al grupo minoritario (en su momento, cuando comienza) de los Illuminati y sus intenciones de influenciar en la mayoría de la humanidad.
1. EL CONFORMISMO
Solomon Asch (14/09/1907 – 20/02/1996) fue un psicólogo estadounidense mundialmente conocido y prestigioso debido a sus trabajos pioneros en psicología social. Nació en Varsovia, Polonia, y emigró a los Estados Unidos en 1920. Recibió su grado de bachiller en el College of the City of New York en 1928. Luego, en la Universidad de Columbia, recibió su grado de maestría y de Doctor, en 1930 y 1932, respectivamente. Fue profesor de psicología en el Swarthmore College durante 19 años, donde trabajó con destacados psicólogos, incluyendo a Wolfgang Köhler. Se volvió famoso en la década del 1950 debido a los experimentos que condujo sobre la conformidad, donde se demostró que la presión social sobre las personas puede inducirlas voluntariamente al error.
Este experimento fue en verdad una serie de experimentos realizados en 1951 que demostraron significativamente el poder de la conformidad en los grupos.
Los experimentadores, conducidos por Solomon Asch,pidieron a unos estudiantes que participaran en una “prueba de visión”. En realidad todos los participantes del experimento excepto uno eran cómplices del experimentador y el experimento consistía realmente en ver cómo el estudiante restante reaccionaba frente al comportamiento de los cómplices. El objetivo explícito de la investigación era estudiar las condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la realidad.
Los participantes -el sujeto verdadero y los cómplices- estaban todos sentados en la sala de una clase en donde se les pedía que dijeran cuál era a su juicio la longitud de varias líneas dibujadas en una serie de exposiciones: se les preguntaba si una línea era más larga que otra, cuáles tenían la misma longitud, etc. Los cómplices habían sido preparados para dar respuestas incorrectas en los tests y determinar si ello influía en las respuestas del otro estudiante.
El experimento consistía en realizar 18 comparaciones de tarjetas teniendo los cómplices la instrucción de dar una respuesta incorrecta en 12 de ellas.
En las dos primeras tanto los cómplices como el sujeto crítico respondieron de forma unánime la respuesta correcta. Sin embargo, a partir de la tercera prueba, los cómplices indican intencionalmente una respuesta incorrecta. En ésta, el sujeto da la respuesta correcta al final, mostrándose sorprendido por las respuestas previas (e incorrectas) de los cómplices. En la prueba siguiente la situación se repite: los cómplices dan de forma unánime una respuesta incorrecta y el sujeto crítico disiente dando la respuesta incorrecta pero mostrando un desconcierto mayor. Al repetirse la situación, el sujeto crítico eventualmente cede a la presión de grupo e indica también una respuesta incorrecta.
El experimento se repitió con 123 distintos participantes. Se encontró que aunque en circunstancias normales los participantes daban una respuesta errónea el 1% de las veces, la presencia de la presión de grupo causaba que los participantes se dejaran llevar por la opción incorrecta el 36.8% de las veces.
Aunque la mayoría de los sujetos contestaron acertadamente, muchos demostraron un malestar extremo y una proporción elevada de ellos (32%) se conformó con el punto de vista mayoritario de los otros cuando había al menos tres cómplices presentes, incluso aunque la mayoría dijera que dos líneas con varios centímetros de longitud de diferencia eran iguales. Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.
2. LA OBEDIENCIA
Stanley Milgram (Nueva York, 15/08/1933 – 20/12/1984) fue un psicólogo graduado de la Universidad de Yale que condujo “los experimentos del mundo pequeño” (la fuente del concepto de los seis grados de separación) y el “Experimento de Milgram” sobre la obediencia a la autoridad. De familia judía, su padre era húngaro y su madre rumana.
Aunque se lo considera uno de los más importantes psicólogos del siglo XX, Milgram nunca estudió psicología durante sus estudios de ciencias políticas en Queens College, Nueva York, donde se graduó en 1954. Se presentó a un postgrado en psicología social en la Universidad de Harvard y fue rechazado inicialmente a causa de falta de estudios de psicología. Fue aceptado en 1954 después de tomar seis cursos de psicología y se graduó en 1960.
A través de anuncios en un periódico de New Haven (Connecticut) se reclamaban voluntarios para participar en un ensayo relativo al “estudio de la memoria y el aprendizaje” en Yale, por lo que se les pagaba cuatro dólares (equivalente a 28 dólares actuales) más dietas. A los voluntarios que se presentaron se les ocultó que en realidad iban a participar en un investigación sobre la obediencia a la autoridad. Los participantes eran personas de entre 20 y 50 años de edad de todo tipo de educación: desde los que acababan de salir de la escuela primaria, trabajadores de la construcción, telefonistas o barberos, exceptuando a estudiantes universitarios y doctorados.
El experimento requiere tres personas: El experimentador (el investigador de la universidad), el “maestro” (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico) y el “alumno” (un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante en el experimento). El experimentador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que falle una pregunta.
A continuación, cada uno de los dos participantes escoge un papel de una caja que determinará su rol en el experimento. El cómplice toma su papel y dice haber sido designado como “alumno”. El participante voluntario toma el suyo y ve que dice “maestro”. En realidad en ambos papeles ponía “maestro” y así se consigue que el voluntario con quien se va a experimentar reciba forzosamente el papel de “maestro”.
Separado por un módulo de vidrio del “maestro”, el “alumno” se sienta en una especie de silla eléctrica y se le ata para “impedir un movimiento excesivo”. Se le colocan unos electrodos en su cuerpo con crema “para evitar quemaduras” y se señala que las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el participante. A los participantes se les comunicaba que el experimento estaba siendo grabado, para que supieran que no podrían negar a posteriori lo ocurrido.
Se comienza dando tanto al “maestro” como al “alumno” una descarga real de 45 voltios con el fin de que el “maestro” compruebe el dolor del castigo y la sensación desagradable que recibirá su “alumno”. Seguidamente el investigador, sentado en el mismo módulo en el que se encuentra el “maestro”, proporciona al “maestro” una lista con pares de palabras que ha de enseñar al “alumno”. El “maestro” comienza leyendo la lista a éste y tras finalizar le leerá únicamente la primera mitad de los pares de palabras dando al “alumno” cuatro posibles respuestas para cada una de ellas. Éste indicará cuál de estas palabras corresponde con su par leída presionando un botón (del 1 al 4 en función de cuál cree que es la correcta). Si la respuesta es errónea, el “alumno” recibirá del “maestro” una primera descarga de 15 voltios que irá aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de descarga existentes, es decir, 450 voltios. Si es correcta, se pasará a la palabra siguiente.
El “maestro” cree que está dando descargas al “alumno” cuando en realidad todo es una simulación. El “alumno” ha sido previamente aleccionado por el investigador para que vaya simulando los efectos de las sucesivas descargas. Así, a medida que el nivel de descarga aumenta, el “alumno” comienza a golpear en el vidrio que lo separa del “maestro” y se queja de su condición de enfermo del corazón, luego aullará de dolor, pedirá el fin del experimento, y finalmente, al alcanzarse los 270 voltios, gritará de agonía. Lo que el participante escucha es en realidad un grabación de gemidos y gritos de dolor. Si el nivel de supuesto dolor alcanza los 300 voltios, el “alumno” dejará de responder a las preguntas y se producirán estertores previos al coma.
Por lo general, cuando los “maestros” alcanzaban los 75 voltios, se ponían nerviosos ante las quejas de dolor de sus “alumnos” y deseaban parar el experimento, pero la férrea autoridad del investigador les hacía continuar. Al llegar a los 135 voltios, muchos de los “maestros” se detenían y se preguntaban el propósito del experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían responsables de las posibles consecuencias. Algunos participantes incluso comenzaban a reír nerviosos al oír los gritos de dolor provenientes de su “alumno”.
Si el “maestro” expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba imperativamente y según el grado:
A continuación, cada uno de los dos participantes escoge un papel de una caja que determinará su rol en el experimento. El cómplice toma su papel y dice haber sido designado como “alumno”. El participante voluntario toma el suyo y ve que dice “maestro”. En realidad en ambos papeles ponía “maestro” y así se consigue que el voluntario con quien se va a experimentar reciba forzosamente el papel de “maestro”.
Separado por un módulo de vidrio del “maestro”, el “alumno” se sienta en una especie de silla eléctrica y se le ata para “impedir un movimiento excesivo”. Se le colocan unos electrodos en su cuerpo con crema “para evitar quemaduras” y se señala que las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el participante. A los participantes se les comunicaba que el experimento estaba siendo grabado, para que supieran que no podrían negar a posteriori lo ocurrido.
Se comienza dando tanto al “maestro” como al “alumno” una descarga real de 45 voltios con el fin de que el “maestro” compruebe el dolor del castigo y la sensación desagradable que recibirá su “alumno”. Seguidamente el investigador, sentado en el mismo módulo en el que se encuentra el “maestro”, proporciona al “maestro” una lista con pares de palabras que ha de enseñar al “alumno”. El “maestro” comienza leyendo la lista a éste y tras finalizar le leerá únicamente la primera mitad de los pares de palabras dando al “alumno” cuatro posibles respuestas para cada una de ellas. Éste indicará cuál de estas palabras corresponde con su par leída presionando un botón (del 1 al 4 en función de cuál cree que es la correcta). Si la respuesta es errónea, el “alumno” recibirá del “maestro” una primera descarga de 15 voltios que irá aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de descarga existentes, es decir, 450 voltios. Si es correcta, se pasará a la palabra siguiente.
El “maestro” cree que está dando descargas al “alumno” cuando en realidad todo es una simulación. El “alumno” ha sido previamente aleccionado por el investigador para que vaya simulando los efectos de las sucesivas descargas. Así, a medida que el nivel de descarga aumenta, el “alumno” comienza a golpear en el vidrio que lo separa del “maestro” y se queja de su condición de enfermo del corazón, luego aullará de dolor, pedirá el fin del experimento, y finalmente, al alcanzarse los 270 voltios, gritará de agonía. Lo que el participante escucha es en realidad un grabación de gemidos y gritos de dolor. Si el nivel de supuesto dolor alcanza los 300 voltios, el “alumno” dejará de responder a las preguntas y se producirán estertores previos al coma.
Por lo general, cuando los “maestros” alcanzaban los 75 voltios, se ponían nerviosos ante las quejas de dolor de sus “alumnos” y deseaban parar el experimento, pero la férrea autoridad del investigador les hacía continuar. Al llegar a los 135 voltios, muchos de los “maestros” se detenían y se preguntaban el propósito del experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían responsables de las posibles consecuencias. Algunos participantes incluso comenzaban a reír nerviosos al oír los gritos de dolor provenientes de su “alumno”.
Si el “maestro” expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba imperativamente y según el grado:
- Continúe, por favor.
- El experimento requiere que usted continúe.
- Es absolutamente esencial que usted continúe.
- Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.
Si después de esta última frase el “maestro” se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces seguidas.
En el experimento original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450 voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todo los “maestros” pararon en cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300 voltios.
El estudio posterior de los resultados y el análisis de los múltiples tests realizados a los participantes demostraron que los “maestros” con un contexto social más parecido al de su “alumno” paraban el experimento antes.
En el experimento original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450 voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todo los “maestros” pararon en cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300 voltios.
El estudio posterior de los resultados y el análisis de los múltiples tests realizados a los participantes demostraron que los “maestros” con un contexto social más parecido al de su “alumno” paraban el experimento antes.
La primer cosa que me vino a la cabeza cuando vi el experimento fue una muy vieja película (ventajas de ser vieja y haber sido cinéfila) de 1979 del director Henri Vernuill, con Yves Montand, "I... como Ícaro" (que de paso les recomiendo, ya la estaré subiendo, porque fue hecha basada en el asesinato de Kennedy). Montand encarna el papel del fiscal que está tratando de desvendar el asesinato del presidente a manos de un individuo que tiene todo el parecido posible con Oswald, y justamente este "asesino" había realizado este experimento en cierto momento de su vida:
RESULTADOS
El profesor Milgram elaboró dos teorías que explicaban sus resultados:
La primera es la teoría del conformismo, basada en el trabajo de Solomon Asch, que describe la relación fundamental entre el grupo de referencia y la persona individual. Un sujeto que no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, particularmente en una crisis, lo cual llevará la toma de decisiones al grupo y su jerarquía. El grupo es el modelo de comportamiento de la persona.
La primera es la teoría del conformismo, basada en el trabajo de Solomon Asch, que describe la relación fundamental entre el grupo de referencia y la persona individual. Un sujeto que no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, particularmente en una crisis, lo cual llevará la toma de decisiones al grupo y su jerarquía. El grupo es el modelo de comportamiento de la persona.
La segunda es la teoría de la cosificación (agentic state), donde, según Milgram, la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos. Una vez que esta transformación de la percepción personal ha ocurrido en el individuo, todas las características esenciales de la obediencia ocurren. Este es el fundamento del respeto militar a la autoridad: los soldados seguirán, obedecerán y ejecutarán órdenes e instrucciones dictadas por los superiores, con el entendimiento de que la responsabilidad de sus actos recae en el mando de sus superiores jerárquicos.
LA ZONE XTRÊME (EL JUEGO DE LA MUERTE)
En 2010, en Francia se realizó un nuevo experimento con base en el famoso de Milgram. No crean en las casualidades. No dudo de la integridad de los científicos que realizaron esta reconstrucción, pero siendo una "remake" (algo que los Illuminati adoran para poder comunicar en qué punto del "avance" de cierta teoría están) de un experimento previo, simplemente fue realizado PARA PODER EVALUAR HASTA DÓNDE TODOS LOS SISTEMAS DE CONDICIONAMIENTO Y ADOCTRINAMIENTO MENTAL —LÉASE TV, MEDIOS DE COMUNICACIÓN, ESCUELAS, REVISTAS, MÚSICA, CINE, Y MIL ETCÉTERAS MÁS— HAN CONSEGUIDO LLEVAR A LA ACTUAL GENERACIÓN HUMANA EN SU CONDICIONAMIENTO A LA ACEPTACIÓN A LA OBEDIENCIA CIEGA A LA AUTORIDAD:
El experimento mostró 81% de obediencia en los sujetos (81% de ellos llegaron hasta el final) y un comportamiento del público sumiso a las exigencias del falso programa. Esto supone un 19% más de obediencia que en el Experimento de Milgram, donde se obtuvo un resultado del 62%.
Como pueden observar, el "éxito" en la programación de masas ha aumentado considerablemente y 8 DE CADA 10 INDIVIDUOS ESTARÍAN DISPUESTOS A HACERLE DAÑO A OTRO SIN CAUSAS JUSTIFICABLES DENTRO DE SU PROPIA PERSONAL LÍNEA DE VALORES.
Resulta muy interesante que se detengan a reflexionar acerca de las conclusiones del científico de El Juego de la Muerte, cuando menciona que una de las formas de lograr que realmente las personas ACEPTEN ser parte de actos tan crueles reside en la COMPARTIMENTALIZACIÓN: "Un gran tirano", dice (y estoy parafraseando), "se rodea de un millón de pequeños tiranos, con el mismo perfil, y le da a cada uno una única tarea banal. Eso hace que la 'responsabilidad' no recaiga sobre ninguno en particular. Así, el policía que detiene al transgresor SÓLO LO DETIENE. El conductor del camión que lo lleva a la cárcel SÓLO DIRIGE EL CAMIÓN. El encargado de la cárcel SÓLO ABRE Y CIERRA LAS PUERTAS...".
Esta forma de compartimentalizar las "responsabilidades" (el efecto rompecabezas) es EXACTAMENTE LA MISMA QUE SE UTILIZA EN CONTROL MENTAL BASADO EN TRAUMA POR APLICACIÓN DIRECTA (es decir, por tortura directa), en la que se desea alcanzar la FRAGMENTACIÓN de la mente del individuo.
En este nivel, LA HUMANIDAD TODA ES LA QUE ESTÁ SIENDO FRAGMENTADA EN UN TRATAMIENTO DE SHOCK.
Que no me equivoco en hacer la afirmación de arriba acerca de las intenciones escondidas de la Hermandad lo prueba que el año pasado (2015) hicieron la película referente a la vida de Milgram. EXPERIMENTOR. Acá les dejo el trailer, les recomiendo que la vean completa.
La Revolución Francesa, hoy tan aplaudida y de la que lo único que conocen es "liberté, egalité, fraternité" (porque convenientemente eliminaron la segunda parte: "...ou la mort"), FUE CONOCIDO COMO EL REINADO DEL TERROR.
El próximo será aún peor.
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¿Está usted listo espiritualmente? ¿Lo está su familia? ¿Está usted protegiendo adecuadamente a sus seres queridos? Esta es la razón de este ministerio, permitirle a usted primero entender el peligro que enfrenta, y luego ayudarle a desarrollar estrategias para advertir y proteger a sus seres queridos.
Si usted ha aceptado a Yahshua ha'Mashiaj como su Salvador personal, pero ha sido muy tibio en su caminar espiritual con Él, necesita pedirle inmediatamente perdón y renovación. Él lo perdonará y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces, necesitará reiniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia.
Si usted nunca ha aceptado a Yahshua ha'Mashiaj como su Salvador, pero ha comprendido Su realidad y el Fin de los Tiempos que se acerca, y quiere aceptar Su regalo GRATIS de la Vida Eterna, usted puede hacerlo ahora, en la privacidad de su hogar. Una vez lo acepte como Salvador, usted habrá Nacido de Nuevo, y tendrá el Cielo tan seguro como si ya estuviera allí. Entonces, podrá descansar seguro de que el Reino del Anticristo no lo tocará espiritualmente.
Si a usted le gustaría Nacer de Nuevo, vaya ahora a nuestra Página de Salvación.
Esperamos que haya sido bendecido por este ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan ver el Nuevo Orden Mundial que está por llegar (el Reino del Anticristo) en sus noticias diarias.
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Publicado por: Anunciadora de Sión
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