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sábado, 7 de diciembre de 2013

SIONISMO NO ES LO MISMO QUE JUDAÍSMO


Extractos de la Conferencia dada por el rabino Yisrael Dovid Weiss 

en la Asociación Unida para Estudios e Investigaciones (UASR). 

Estas palabras fueron pronunciadas en una mesa redonda el 14 de marzo de 2008.


"Me corresponde hoy hablar sobre judaísmo y sionismo. ...parecería que sionismo y judaísmo son redundantes. ¿Acaso no se trata de una misma y única cosa? ¿Es que los judíos no son por definición sionistas? Esto es totalmente falso, como espero demostrarles al final de esta intervención. Pero es una impresión muy difundida, tanto entre judíos mal informados como entre los no judíos".






El triunfo de la falsedad

Empecemos por una simple pregunta. ¿Cómo es que ha triunfado la mentira que iguala al judaísmo con el sionismo? ¿Por qué algo cuya falsedad es tan fácil demostrar, ha logrado capturar las ciudadelas de la opinión pública occidental? Y al final, ¿qué podemos hacer nosotros al respecto? 

La historia la escriben invariablemente los que salen victoriosos de sus convulsiones. En el caso del forcejeo sionista-palestino del siglo pasado, este factor coloca inmediatamente al Estado israelí, a sus propagandistas y apologistas internacionales, en posición de timoneros ideológicos. 

En segundo lugar, el sufrimiento del pueblo judío durante la Segunda Guerra mundial en Europa creó una simpatía extraordinaria entre los pueblos del mundo entero, y esta simpatía sincera y recomendable es lo que viene explotando la máquina de propaganda sionista desde 1945

Igualmente desconocido del público en general es la facilidad con la cual los sionistas se volvieron en contra de sus compañeros judíos, como en el hundimiento de los barcos cargados de refugiados judíos, con los que se contaba despertar la simpatía mundial, como el S.S. Patria en 1940 y el S.S. Struma en 1941, que le costaron la vida a 276 inocentes judíos en el caso del primero y 769 en el caso del último.






Se conocen mejor las campañas de terror estatal contra inocentes árabes y británicos. 

Obviamente este movimiento no valora para nada la vida humana, y no tolera la crítica pública.


Definiciones
El judaísmo es la fe del pueblo judío. Tiene sus raíces en la revelación en el Monte Sinai donde Dios le dio la Torah a la humanidad. Las doctrinas y leyes reveladas allí al pueblo judío nos obligan para siempre. 


Esta definición del judaísmo fue universalmente aceptada por el pueblo judío hasta el amanecer de la etapa llamada de las Luces en Europa. En el albor del abandono masivo de Dios, muchos judíos, lo mismo que muchos cristianos y musulmanes en el mundo entero, llegaron a rechazar sus creencias.


Exilio y Redención


   En varios de los libros proféticos del Antiguo Testamento se advirtió al pueblo judío que una rebelión seria contra la voluntad de Elohim acarrearía el castigo más severo. Si no recapacitaban, esto podía llevar a la ruina del Templo sagrado en Jerusalén y al exilio de la totalidad de la nación judía.

Así, amigos, en estas antiguas profecías es donde empieza la pelea entre judaísmo y sionismo.




Y llegaron a producirse todos los horrores anunciados. Fueron expulsados los judíos de Tierra Santa. El primer exilio, también conocido como cautiverio de Babilonia, sólo duró 70 años. Por una serie de acontecimientos milagrosos el pueblo fue devuelto a su tierra. Esta segunda entrada dio lugar a la reconstrucción del Templo. El segundo Templo estuvo allí desde hace unos 2500 años, y hasta 1900 años atrás, cuando fue destruído. La causa fue nuevamente la pésima conducta del pueblo al cual le correspondía cumplir con exigencias muy altas de la Divinidad.


Pero las profecías de desgracia venían acompañadas con promesas de consuelo. El exilio no duraría siempre. Vendrían años de dispersión, muchos de ellos padecidos junto con la persecución. Pero todavía estaba la promesa de que el pueblo volvería a la tierra, aunque el retorno no estaba en poder de los seres humanos. Lo anunciaría el advenimiento de Elías el profeta acompañado por muchos milagros. Y esta vez la redención no llegaría solamente para el pueblo judío sino para el mundo entero. Se les enseñó, por medio de los profetas y sabios siguientes, que su exilio era el castigo por sus pecados. Esto significaba que el único camino razonable y permitido para poner fin al exilio eran el arrepentimiento y la oración.

Sugerir que uno pudiera usar medios políticos o militares para huir del mandamiento divino era visto como una herejía, una negación del gobierno divino sobre pecado y perdón. (...) 

   Sólo a finales del siglo XIX entre judíos muy alejados de su fe empezó a proclamarse que el exilio era el resultado de la debilidad judía. Theodore Herzl y un puñado de gente, todos ignorantes y no observadores de la Torah, empezaron a implementar el proceso que en el siglo siguiente iba a producir sufrimientos jamás vistos tanto para judíos como para palestinos.


La oposición rabínica

Estos sionistas tempranos se encontraron con la oposición de la dirigencia rabínica de la región, que se basaba en cuatro afirmaciones. 

El concepto mismo de sionismo era una refutación de la creencia tradicional de la Torah en el exilio como castigo y redención, en dependencia de la penitencia y la intervención divina

Los sionistas eran muy anti-religiosos. Su pretensión de representar al pueblo judío vino después. ¿Cómo pueden los que rechazan el judaísmo convertirse en dirigentes de los judíos? Su natural instinto los llevaba a combatir la observancia de la Torah. 

El sionismo era totalmente indiferente para con los no judíos en general, y hacia el pueblo palestino que ya vivía allí. Su política opresiva iba a causar forzosamente mucho dolor y sufrimiento, y tenía que llevar a la judería mundial a conflictos innecesarios con las naciones del mundo entero

El sionismo llevaría a los judíos a ser menos leales a los gobiernos bajo cuya protección vivían en el exilio. Esto debilitaría el patriotismo judío y exacerbaría los conflictos entre judíos y gentiles. 





Pero a pesar de las maquinaciones sionistas, si no fuera por el destino trágico de los judíos durante la Segunda guerra mundial el Estado de Israel posiblemente no habría llegado a existir nunca. Como lo hemos planteado antes, después del Holocausto, el mundo volcó su compasión hacia los judíos en forma de respaldo a los sionistas. 

No se pensó en el profundo y justo deseo de los palestinos de ser un pueblo soberano en su propia tierra o en los judíos antisionistas que vivían allí. 

Es como si un hombre expulsado de su hogar por una pandilla de malhechores se viniera a la casa de otra persona y decidiese expulsar de allí a los habitantes para apoderarse del lugar. Seguramente el sufrimiento que el hombre ha padecido en manos de los forajidos no basta como razón para expulsar a otra familia de sus antiquísimos lugares de residencia a lo largo de los siglos.

A lo largo del siglo XX un amplio sector de los judíos ortodoxos ha permanecido inmune a la tentación sionista. Desgraciadamente, durante el mismo período, algunos judíos ortodoxos sí adoptaron el sionismo, mientras otros intentaban coexistir con él.

Los que mantuvieron nuestra fe tal como nos fue impartida a lo largo de los siglos han combatido el sionismo en Tierra santa y en el mundo entero. Estos judíos, que tienen muchos descendientes viviendo en Jerusalén hasta el día de hoy, se negaron a reconocer el Estado judío. No votan en sus elecciones ni sirven en su ejército, no aceptan ninguna ayuda financiera del gobierno para sus escuelas, con lo cual hunden sus escuelas en una crisis financiera sin fin. 

Desde su punto de vista el Estado de Israel existe en violación de los principios fundamentales de la Torah. En su política a diario viola la práctica de la Torah. Pretende representar al pueblo judío, pero es vil y corrupto. Al aceptar no creyentes como dirigentes judíos estos personajes profanan el nombre santo de Dios públicamente, pecado muy grave a los ojos de la Torah.

Estamos presenciando el baño de sangre. Israel ha causado más desangramientos que nadie hubiese podido imaginar. Décadas antes del Estado, el deseo sionista de gobernar llevó a asaltos, asesinatos,


Amigos, no habrá paz 

en el Medio Oriente 
mientras haya un Estado de Israel. 




No se puede violar la Torah. Nuestra tarea en el exilio no la cumpliremos mientras estemos buscando poner fin a nuestro exilio mediante humanas agitaciones. Y nuestras esperanzas de redención no se cumplirán en el Estado israelí.

El pueblo judío tiene muchos mandamientos (mitzvos) según los cuales debemos permanecer en el exilio. Atacar y matar a los niños palestinos no forma parte de ningún mandamiento. 

Claro que hoy en día residen millones de judíos en Palestina. Decidir si algunos, todos o ninguno deben seguir viviendo allí bajo gobierno palestino es cuestión que le atañe a los palestinos, los legítimos soberanos de la tierra.

   Esto dará inicio al proceso de paz 
con justicia y bendiciones 
entre pueblo palestino y pueblo judío.






Mientras tanto sin embargo, dado que por ahora muchos judíos que viven en Tierra santa son víctimas de la propaganda sionista, ¿cuál es el camino a seguir? 


 Por nuestra parte la obligación permanece la misma. Educar a la comunidad judía acerca de los errores doctrinales y los males que acarrea el sionismo en la práctica. Unirnos a nuestros primos palestinos en la protesta contra los estragos del sionismo. Procurar la paz con todos los hombres y todas las naciones. Practicar nuestra fe. Adorar al Creador con humildad, modestia y piedad. 



Pero avancemos un paso más y examinemos el impacto que puede tener el antisionismo judío sobre el mundo musulmán. Primero es importante, tanto en la práctica como en lo moral, que los palestinos y la ideología islámica en general no confundan sionismo y judaísmo, lo cual los hace vulnerables ante las acusaciones de antisemitismo.

Además, podría resultar beneficioso para la causa palestina que hicieran públicas sus buenas relaciones con los judíos antisionistas, rompiendo con ello el estereotipo que difunden los medios dominados por los sionistas, que los hace aparecer como fanáticos desbordantes de odio sin motivo. 


Esta coalición de judíos antisionistas y palestinos que ven la inhumanidad del sionismo bien puede convertirse en una fuerza moral para el bien en el mundo.

Quiera la Divina Voluntad que el Estado de Israel sea desmantelado rápida y pacíficamente, que judíos y palestinos vivan en paz de una vez unos con otros en el mundo entero así como en Tierra santa, y que en breve, en estos tiempos nuestros, la humanidad entera se haga merecedora del advenimiento de la divina redención, marco en el cual el reino de Dios será aceptado.



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Publicado por: Anunciadora de Sión

SOY CREYENTE EN YAHSHUA 
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Busquen la salida: PIEDRAS VIVAS
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