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jueves, 10 de septiembre de 2015

LA BATALLA DE LA CONGREGACIÓN DE LOS SANTOS



Un sueño de Rick Joyner que describe el mundo espiritual actual
CUALQUIER PARECIDO CON LA IGLESIA ACTUAL NO ES CASUALIDAD

SEGUNDA PARTE


Viene de la Primera Parte: LAS HUESTES DEL INFIERNO ESTÁN MARCHANDO



   Me di vuelta y vi el ejército del Señor de pie, detrás de mí. Había miles de soldados, sin embargo eran grandemente excedidos en número por el enemigo. Estaba conmovido y desalentado, ya que parecía que en realidad los cristianos utilizados por el malvado eran muchos más que los que había en el ejército del Señor. 





Lamentablemente esa es la realidad que tenemos hoy: MÁS CRISTIANOS SIENDO USADOS POR EL ENEMIGO QUE SIRVIENDO AL VERDADERO REY DE REYES, pero no están haciendo eso porque lo odian SINO PORQUE ESTÁN ABSOLUTAMENTE ENGAÑADOS.  
No debemos odiarlos, ni despreciarlos ni mucho menos AGREDIRLOS  burlándonos de sus conceptos erróneos: ES NECESARIO TENER MUCHO AMOR PARA MOSTRARLES SU ERROR, Y MUCHA MÁS PACIENCIA PARA CONSEGUIR RESCATARLOS DE LAS MANOS DEL ENEMIGO. 

   También sabía que la batalla que se iba a iniciar, se percibiría como La Gran Guerra Civil de los Cristianos, porque muy pocos comprenderían los poderes que estaban detrás del inminente conflicto.

   A medida que observaba de cerca al ejército del Señor, la situación parecía más desalentadora. Sólo un número pequeño estaba completamente vestido con su armadura. Muchos sólo tenían puesta una o dos piezas de la armadura; algunos no tenían nada. Una gran cantidad ya estaba herida. La mayoría de los que tenían su armadura completa portaban un escudo muy pequeño, el cual sabía que no les protegería del ataque violento que vendría. Para mi sorpresa, la gran mayoría de estos soldados eran mujeres y niños. Muy pocos de los que estaban completamente armados se hallaban entrenados adecuadamente para usar sus armas.




   Detrás de este ejército había una multitud que los seguía, similar a los prisioneros, quienes seguían a las huestes malvadas. Pero estos eran muy distintos en naturaleza. Parecían extremadamente felices, como si estuviesen intoxicados. Estaban jugando, cantando, celebrando y deambulando de un pequeño campamento al otro. Estos me recordaron al festival de Woodstock.  

   Corrí hacia el ejército del Señor para escapar del ataque violento que sabía vendría contra mí desde las huestes malvadas. Desde cualquier ángulo parecía que estábamos a punto de ser destruidos con una masacre unilateral. Estaba particularmente preocupado por este gentío que seguía al ejército, así que intenté levantar mi voz por encima del clamor para advertirles que la batalla iba a comenzar. Sólo unos pocos podían oírme. Aquellos que respondieron me hicieron la señal de la paz con sus manos, y dijeron que no creían en la guerra, que el Señor no permitiría que nada malo les sucediera. Procuré explicarles que el Señor nos había dado armadura porque la necesitábamos para lo que iba a suceder, pero simplemente respondieron que habían venido a un lugar de paz y de gozo, donde nada podría sucederles. 


   Comencé a orar sinceramente para que el Señor incrementara el número de escudos de aquellos con armadura, para ayudar a proteger a los que no estaban listos para la batalla.


   Luego un mensajero vino a mí, me dio una trompeta y me pidió que la tocara rápidamente. Lo hice y aquellos que al menos tenían parte de su armadura puesta inmediatamente respondieron, prestando firme atención. Les trajeron más armadura y se la pusieron rápidamente. Me di cuenta que los heridos no se pusieron la armadura sobre sus heridas, pero antes que pudiera decir algo acerca de esto, las flechas del enemigo comenzaron a llover hacia nosotros. Toda persona que no tenía la armadura completa fue herida.

   Los que no habían cubierto sus heridas recibieron nuevas cortaduras en ellas.

  Aquellos que recibieron impactos de flechas de Calumnia, inmediatamente comenzaron a calumniar a quienes no estaban heridos.

   Los que recibieron el golpe con Chisme comenzaron a murmurar y rápidamente una división mayor se había creado dentro de nuestro propio campamento. Sentía que estábamos al borde de la autodestrucción, de igual forma como los ejércitos incrédulos en la Escritura lo habían hecho, sublevándose para matarse unos a otros.

   El sentimiento de impotencia era terrible. Luego los buitres volaron hacia abajo para recoger a los heridos y llevarlos al campamento de prisioneros. Los heridos aún tenían espadas y podían haber derribado a los buitres fácilmente, pero no lo hicieron. En realidad estaban conduciéndose bajo su propia voluntad, porque tenían demasiada ira contra aquellos que no estaban heridos como ellos.

   Rápidamente pensé acerca de la multitud que estaba detrás del ejército y corrí a ver qué les había sucedido. Parecía imposible, pero la escena entre ellos era aún peor. Miles estaban caídos en el suelo, quejándose. El cielo estaba oscurecido por los buitres que los llevaban alzados para hacerlos prisioneros del enemigo. Muchos de los que no estaban heridos simplemente observaban sentados con estupor e incredulidad y también eran fácilmente llevados por los buitres.


   Algunos habían intentado pelear contra los buitres pero no tenían las armas apropiadas, y estos ni les prestaban atención. Los heridos estaban tan airados que amenazaban y alejaban a cualquiera que intentara ayudarlos, sin embargo, eran dóciles y sumisos ante las bestias.





   Los del grupo que no habían sido heridos, pero intentaban luchar contra los buitres comenzaron a huir de la escena de batalla.

   Este primer encuentro con el enemigo fue tan devastador que me vi tentado a huir junto a ellos. Luego, con rapidez sorprendente, algunos de los que habían huido comenzaron a reaparecer con su armadura completa, sosteniendo grandes escudos. Este fue el primer aspecto motivador que recuerdo haber visto.

   Los guerreros que regresaban ya no tenían el júbilo de la fiesta, sino una sorprendente determinación que lo había reemplazado.

   Sabía que ellos habían sido engañados antes, pero que no serían fácilmente engañados otra vez. Comenzaron a tomar los lugares de aquellos que habían caído e incluso comenzaron a formar nuevos frentes para proteger las filas traseras. Esto generó un gran valor que se esparció al ejército, de tal manera que comenzó a surgir la determinación de pararse y luchar. 

   Inmediatamente tres grandes ángeles llamados Fe, Esperanza y Amor vinieron y se pararon detrás del ejército. Mientras los mirábamos, todos nuestros escudos comenzaron a crecer. Era asombroso ver cuán rápidamente la desesperación se había tornado en fe. Era una fe sólida, templada por la experiencia.






El camino alto


   Ahora todo el mundo tenía espadas llamadas La Palabra de Dios y flechas que estaban diseñadas para distintas verdades bíblicas.


   Queríamos dispararles en respuesta al ataque, pero no sabíamos  cómo evitar herir a los cristianos que los demonios galopaban. Luego se nos ocurrió que si estos cristianos eran golpeados con Verdad, se despertarían y lucharían hasta desmontar a sus opresores. Lancé unas cuantas flechas como lo hicieron otros. Casi todas ellas golpearon a cristianos. Sin embargo, cuando la flecha de la Verdad les entró, no se despertaron ni cayeron heridos. Se enfurecieron y el demonio que estaba montado sobre ellos aumentó en su tamaño.

   Esto nos sorprendió a todos y comenzamos a sentir que esta era una batalla imposible de ganar. Aun así, con Fe, Esperanza y Amor estábamos confiados que podíamos al menos mantener nuestro propio terreno. Otro gran ángel llamado Sabiduría apareció y nos dirigió para luchar desde la montaña que estaba detrás de nosotros.

   En la montaña había una especie de peñascos en diferentes niveles, a una altura donde podíamos ver. En cada nivel superior los peñascos eran más angostos y resultaba más difícil permanecer de pie sobre ellos. Cada uno estaba designado para una verdad bíblica.
Los niveles más bajos estaban designados tras los cimientos de verdades fundamentales tales como "Salvación", "Santificación", "Oración", "Fe", etc., y los más altos estaban designados tras verdades bíblicas más profundas. Mientras más alto escalábamos, más crecían nuestros escudos y espadas, y pocas eran las flechas del enemigo que podían alcanzar nuestras posiciones.




Un trágico error


   Algunos de los que quedaban en los niveles más bajos comenzaron a recoger las flechas del enemigo y a dispararlas de regreso hacia ellos. Esto fue un error grave. Los demonios esquivaban las flechas con facilidad y dejaban que éstas le dieran a los cristianos.


   Cuando un cristiano recibía un golpe por una de las flechas de Acusación o Calumnia, un demonio de Amargura o Ira volaba y se posaba sobre aquella flecha. Entonces comenzaba a orinar y a defecar su veneno sobre el cristiano. Cuando este tenía dos o tres de estos demonios añadidos al de Orgullo o Autojusticia que ya tenía, se transformaba en una imagen deformada de los mismos demonios.



   Desde los niveles más altos podíamos ver lo que estaba sucediendo, pero los que se encontraban en los niveles más bajos, que utilizaban las flechas del enemigo, no lo podían ver. La mitad de nosotros decidimos continuar escalando, mientras que la otra mitad descendió a los niveles más bajos para explicarle a estos lo que estaba sucediendo. A todos se les advirtió que siguieran escalando sin detenerse, a excepción de unos pocos quienes se situaron en cada nivel para ayudar a los otros soldados a seguir escalando.

Seguridad


   Cuando llegamos a la etapa llamada "La unidad de los hermanos", ninguna de las flechas nos pudo alcanzar. En nuestro campamento muchos decidieron que esto era lo más lejos que necesitaban escalar. Comprendí esto porque con cada nuevo nivel resultaba más precario colocar los pies. Sin embargo, a medida que escalaba, me sentía más fuerte y más diestro con mis armas, de manera que continué hacia arriba.


Las flechas del Enemigo no nos alcanzan cuando estamos en LA UNIDAD DE LOS HERMANOS:


Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Eclesiastés 4:9-12


Pero por muy agradable que pueda ser ese estado de comunión, ES NECESARIO DEJAR DE LADO LA COMODIDAD Y CONTINUAR AVANZANDO: SÓLO AVANZADO PODREMOS AYUDAR A LOS DEMÁS. Pero también es necesario que NOS AYUDEMOS UNOS A OTROS. 

   Pronto mis destrezas eran lo suficientemente buenas como para disparar y darle a los demonios sin herir a los cristianos. Sentía que si continuaba escalando podía disparar lo suficientemente lejos como para dar justo a los líderes principales de las huestes del mal, quienes permanecían detrás de sus ejércitos. Lamentaba que varios hubieran detenido su marcha en los niveles inferiores donde estaban seguros, porque desde allí no podían golpear al enemigo. Pero la fortaleza y el carácter que crecían en aquellos que continuaban escalando, hicieron de ellos grandes campeones, cada uno capaz de destruir a muchos enemigos.

   En cada nivel se hallaban flechas de Verdad desparramadas que sabía habían sido dejadas allí por aquellos que habían caído de ese lugar (muchos habían caído de cada posición). Todas las flechas estaban nombradas con la Verdad de aquel nivel. Algunos se rehusaban a recogerlas, pero yo sabía que necesitábamos todas las que pudiéramos obtener para destruir la gran hueste que se encontraba abajo. Levanté una, la disparé y le pegué fácilmente a un demonio, lo cual hizo que los demás comenzaran a recogerlas y a dispararlas.

   Comenzamos a diezmar varias de las divisiones del enemigo. Debido a esto, el ejército maligno entero centró su atención en nosotros.

   Durante un tiempo parecía que mientras más lográbamos, más nos atacaba el enemigo. Aunque nuestra tarea parecía interminable, ahora nos llenaba de regocijo.  Debido a que el enemigo no nos podía azotar con sus flechas en los niveles más altos, gran cantidad de buitres volaban por encima para vomitar sobre nosotros, o para cargar a los demonios que orinaban o defecaban sobre los peñascos, haciendo que se tornaran resbalosos.




Afirmarse en la espada, la Palabra


   Nuestras espadas crecían después de que alcanzábamos un nuevo nivel, aunque por poco dejo la mía atrás porque no parecía necesitarla en los niveles más altos. Fue casi por casualidad que decidí mantenerla, pensando que debió habérseme dado por alguna razón.




   Luego, debido a que el peñasco donde estaba parado era tan angosto y resbaloso, hundí la espada en el piso y me amarré a mí mismo con ella mientras disparaba al enemigo. La voz del Señor vino luego a mí, diciendo: "Has empleado la sabiduría que te permitirá continuar escalando. Muchos han caído por no haber usado su espada apropiadamente para anclarse a sí mismos." Nadie más parecía estar oyendo esta voz, pero muchos vieron lo que yo había hecho, e hicieron lo mismo.

   Me preguntaba por qué el Señor no me había hablado esto antes. Luego supe que Él ya me había dicho esto de alguna manera.

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Mateo 7:24-25


   Mientras meditaba sobre esto, comencé a comprender que toda mi vida había sido una capacitación para esta hora. Sabía que estaba preparado hasta el grado que había escuchado al Señor y obedecido su voz a lo largo de mi vida. También sabía que por algún motivo la sabiduría y la comprensión que ahora tenía no podía ser incrementada ni quitada mientras estaba en esta batalla. Estaba muy agradecido por cada prueba experimentada en mi vida y lamentaba el no haberla apreciado más en su momento.

   Pronto estábamos golpeando a los demonios con una precisión casi perfecta. La ira ascendía del ejército enemigo como fuego y azufre. Sabía que los cristianos atrapados en aquel ejército comenzaban ahora a sentir el choque de aquella ira. Algunos llegaron a airarse tanto que ahora estaban ocupados disparándose unos a otros. Normalmente esto hubiese sido de mucha motivación, pero los que sufrían más eran los cristianos engañados, quienes estaban en el campamento del enemigo. Yo sabía que para el mundo esto parecía ser un desmoronamiento incomprensible del cristianismo mismo.

El mundo que mira desde afuera ve eso: una congregación de cristianos que NO REFLEJA LOS PRINCIPIOS DE LAS ESCRITURAS: un rejunte de personas sin amor, sin compasión, sin paciencia, sin fe.
No es de extrañar que el mundo se burle del cristianismo y no desee conocer al Altísimo y Su Hijo: HASTA LOS INCRÉDULOS VEN LA FALTA DE FRUTOS DE LA LLAMADA IGLESIA.


   Algunos de aquellos que no habían utilizado sus espadas como anclas eran capaces de derrumbar a muchos de los buitres, pero también se caían más fácilmente de los peñascos donde estaban parados. Algunos de estos aterrizaban sobre un nivel más bajo, pero algunos caían hasta el fondo y eran levantados y llevados por los buitres.

Esta es la importancia de estar siempre afirmados en LA PALABRA DE VERDAD.



   Las flechas de Verdad rara vez penetraban a los buitres, pero los herían lo suficiente como para alejarlos. Cada vez que se alejaban, algunos de nosotros podíamos escalar al próximo nivel. Cuando llegamos al nivel llamado "Gálatas 2:20" estábamos más allá de la altura donde los buitres podrían soportar. En este nivel el cielo casi nos enceguecía con su brillo y belleza. Sentía paz como nunca la había sentido antes.

Con el Mashíaj fui ejecutado en el madero; y ya no vivo yo, sino que el Mashíaj vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Elohim, que me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

   La Fe, la Esperanza y el Amor, quienes habían crecido como nuestras armas en cada nivel, ahora eran tan grandes que las personas más allá del campo de batalla podían verlas. Su gloria incluso irradiaba en el campo de los prisioneros, quienes aún estaban bajo una nube de buitres. Me sentía muy motivado que ahora ellos pudieran ver las cosas de esta manera. Tal vez ahora los cristianos que habían estado tan acostumbrados al enemigo, y los prisioneros quienes estaban cautivos por ellos, podrían comprender que nosotros no éramos el enemigo, sino que de hecho ellos habían sido utilizados por él.

   Pero este no sería el caso, por lo menos no aún. Aquellos en el campamento del enemigo que comenzaron a ver la luz de la Fe, la Esperanza y el Amor, comenzaron a llamarlos "Ángeles de luz", quienes habían sido enviados para engañar a los débiles o a los que no tenían discernimiento. Supe entonces que su decepción y atadura era mayor de lo que había creído.

El gran engaño final será sumir a todos los cristianos "flojos" en un gran caos y confusión, de forma que POR SU FALTA DE CONOCIMIENTO DE LA PALABRA no sean capaces de distinguir la verdad del mal, CONFUNDIÉNDOLOS Y CREYENDO QUE SON LO CONTRARIO A LO QUE SON.


   Sin embargo, cualquiera que no fuese parte de ninguno de estos dos ejércitos, los no cristianos, veían su gloria y comenzaban a acercarse a la montaña para obtener una mejor percepción. Los que se  acercaban a verlos también comenzaron a entender de qué trataba realmente la batalla. Esto fue de gran motivación.

   El regocijo de la victoria continuó creciendo en todos nosotros.

   Sentía que el estar en este ejército, en esta batalla, tenía que ser una de las aventuras más grande de todos los tiempos. Después de haber destruido a la mayoría de buitres que habían estado atacando nuestra montaña, comenzamos a quitar los buitres que aún cubrían a los prisioneros. A medida que la nube de oscuridad comenzaba a disiparse y el sol brillaba encima de ellos, comenzaron a despertarse como si hubiesen estado en un sueño profundo; inmediatamente sintieron repulsión por su condición, especialmente por el vómito que todavía los cubría, y comenzaron a limpiarse a sí mismos.

Esta es la acción del Espíritu de Elohim en el corazón de los creyentes: "Cuando ese venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Juan 16:8). El Espíritu en nuestro espíritu nos muestra nuestra verdadera condición de sucios pecadores, llevándonos al genuino arrepentimiento.



   A medida que contemplaban la Fe, la Esperanza y el Amor, también vieron la montaña y corrieron hacia ella.

   La hueste maligna enviaba flechas de Acusación y Calumnia a sus espaldas, pero no se detuvieron. En el momento en que llegaron a la montaña, muchos tenían una docena o más de flechas penetradas en ellos, sin embargo parecía que no se daban cuenta. A medida que comenzaron a escalar la montaña, sus heridas comenzaron a sanar. Con la nube de depresión disipada todo parecía más fácil.


La trampa


   Los que habían sido prisioneros tenían gran gozo en su salvación.

   Parecían estar sobrecogidos con aprecio por cada nivel a medida que comenzaron a escalar la montaña, lo cual nos dio un mayor aprecio de aquellas verdades. Pronto la determinación firme de luchar contra el enemigo también surgió en los que habían sido prisioneros.

   


   Se pusieron la armadura provista y rogaban que se les permitiera regresar para atacar al enemigo, quien los había tenido cautivos y había abusado de ellos por tanto tiempo. Pensamos acerca de esto, pero después decidimos que todos debíamos estar en la montaña para luchar. Nuevamente la voz del Señor habló diciendo:

   "Por segunda vez has optado por la sabiduría. No se puede vencer si se procura luchar contra el enemigo en su propio terreno; deben permanecer en mi Monte Santo." Estaba aterrado de que hubiéramos tomado otra decisión importante, simplemente pensando y discutiendo brevemente. Luego resolví dar lo mejor de mí para no tomar ninguna decisión sin oración previa. La Sabiduría se acercó a mí rápidamente, tomó mis hombros firmemente y me miró a los ojos, diciendo: "¡Esto debes hacer!". 

   Cuando Sabiduría me decía esto, me llevaba hacia adelante como si me estuviese salvando de algo. Miré hacia atrás y vi que aunque había estado sobre una platea ancha de "Gálatas 2:20" me había alejado hasta la orilla sin saberlo. Había estado muy cerca de caerme de la montaña. Miré nuevamente a los ojos de Sabiduría y él dijo con seriedad: "Ten cuidado cuando crees que estás firme, no sea que caigas. En esta vida te puedes caer desde cualquier nivel." 

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:12

   Pensé acerca de esto durante un tiempo. En medio de la dicha de la victoria que estábamos comenzando a lograr y de la unidad de los hermanos, me había vuelto descuidado. Era más noble caerse a causa del ataque severo del enemigo que caer por motivos de descuido.


Las serpientes


   Durante mucho tiempo continuamos matando a los buitres y arrancando a los demonios que estaban montados sobre los cristianos.

   Descubrimos que las flechas de diferentes Verdades podían tener un mayor impacto en diferente tipo de demonios. Sabíamos que iba a ser una batalla larga, pero ahora no estábamos sufriendo ninguna pérdida, y habíamos continuado escalando más allá del nivel de "Paciencia". Aun así, después que estos cristianos lograron que los demonios cayeran de ellos, pocos se dirigían al monte. Muchos habían tomado la naturaleza de los demonios y habían continuado en su engaño sin ellos. A medida que la oscuridad de los demonios se disipaba, podíamos ver la tierra moviéndose alrededor de los pies de estos cristianos. Luego vi que sus piernas estaban atadas por serpientes.

   A medida que miraba las serpientes, vi que todas eran del mismo tipo y tenían escrito sobre ellas el nombre Vergüenza.

   Lanzamos flechas de Verdad a las serpientes, pero esto tuvo poco efecto. Luego intentamos con las flechas de la Esperanza sin ningún resultado. Desde "Gálatas 2:20" había sido muy fácil escalar más alto porque todos nos ayudábamos unos a otros. Debido a que parecía que había muy poco que pudiésemos hacer ahora en contra del enemigo, decidimos procurar escalar tan lejos como pudiésemos hasta que encontráramos algo que obrara en contra de las serpientes.




   Pasamos niveles de verdad rápidamente. En la mayoría de ellos ni siquiera miramos si había algún arma que aparentemente obrara en contra de las serpientes. La Fe, la Esperanza y el Amor permanecieron con nosotros, pero me di cuenta que habíamos dejado de lado a Sabiduría, quien se encontraba lejos. Pasaría mucho tiempo antes que pudiese comprender qué error había sido este. Él nos alcanzaría en la cúspide, pero el haberlo dejado atrás nos costó el perder una victoria rápida y fácil sobre las huestes del mal.

   Miré hacia arriba del árbol y vi que estaba lleno de águilas de un blanco puro. Tenían los ojos más bellos y penetrantes que jamás hubiese visto. Me miraban como si estuvieran esperando instrucciones. Uno de los ángeles dijo: "Ellas harán lo que pidas. Estas águilas comen serpientes." Dije: "¡Vayan, devoren a la Vergüenza que ha atado a nuestros hermanos!". Ellas abrieron sus alas y un gran viento vino y las elevó en el aire. Las águilas llenaron el cielo con una gloria enceguecedora. Aun tan alto como estábamos, podía escuchar los sonidos de terror del campamento del enemigo a la vista de las águilas ascendiendo.


El Rey aparece


   Luego el Adón Yahshua mismo apareció a mano derecha entre nosotros. Se tomó el tiempo necesario para saludar a cada individuo, felicitándonos por haber alcanzado la cúspide del monte. Luego dijo: "Ahora es tiempo que marchemos hacia adelante con el evangelio de mi reino. Las águilas han sido liberadas e irán con nosotros. Llevaremos flechas de cada nivel, pero Yo Soy tu espada y tu capitán. Ahora es el tiempo para que la espada del Señor sea desenvainada." 

   Luego me volteé y vi que el ejército del Maestro estaba de pie en ese jardín. Había tanto hombres como mujeres y niños de todas las razas y naciones, cargando cada uno su bandera la cual se movía por el viento con unidad perfecta. Sabía que nada como esto había sido visto sobre la tierra antes. Sabía que el enemigo tenía mucho más ejército y fortalezas a lo largo de la tierra, pero nada podía permanecer delante de este gran ejército. 

   Dije susurrando: "Este debe ser el día del Señor." La hueste entera respondió como un trueno sorprendente: "El día del Señor de las huestes ha llegado." 



PREPAREN SUS ARMADURAS. FORTALEZCAN LAS MANOS DÉBILES. AFIRMEN LAS RODILLAS VACILANTES.YAHSHUA HA'MASHÍAJ ESTÁ REGRESANDO Y TODO OJO LO VERÁ.

MARANATHA!



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FUENTES:
  • LA BÚSQUEDA FINAL, de Rick Joyner

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Esperamos que haya sido bendecido por este ministerio, que busca educar y advertir a las personas, de modo que puedan ver el Nuevo Orden Mundial que está por llegar (el Reino del Anticristo) en sus  noticias diarias. 



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Publicado por: Anunciadora de Sión


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1 comentario:

  1. Leer las dos partes de verdad me puso la carne de gallina, gracias por el tiempo dedicado a este blog, en lo personal no pasa un día sin que lo visite y lea varios artículos.
    Quiero aprender mas de nuestro señor Jesucristo, tener su palabra noche y día dentro de mi corazón y mente.

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